Soy el carro a 110
en los puentes de la gente
y los cuatro ejes de dios
desmembrados a asfalto
y semejanza de los gobernantes.
La palma deshojándose
hasta dejar desnuda
el hambre de escaleras u oxígeno:
dame una palanca
y mi nombre llegará muy lejos.
La canción de regreso de su cuerpo
la idea fija en la univocidad del tiempo
y los equívocos de la prudencia.
Todo lo que vivo y escribo
porque aconteció algo
que me roba el sueño.
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