Los tiempos divinos son perfectos
por eso me trajo un veinticuatro tu aroma
y dos meses después
ya tengo en mi haber cuatro besos.
Dicen que no se les escapa nada
y es cierto:
contigo aprender a bailar los labios y los cuerpos
es igual que descubrir el edén de a poco.
Los tiempos de Dios me han enseñado
a contar tus cabellos cada noche,
besarlos uno a uno
hasta quedarme ahíta de ternura.
Cronos puede estar orgulloso de nostros:
observamos el ritual de los días
y no reclamamos.
Cada minuto es oro.
Lo aprendimos
de la concepción divina del tiempo
en nuestras manos.
martes, 23 de abril de 2013
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