hacia mi aún cabello sin canas.
Me da risa, en realidad
que llenen mis cuentas con mensajes
y trova moderna y películas de James Bond.
No los imagino, en verdad no puedo
creer que estarán ahí
cuando mis ochenta y la necesidad
de que alguien cambie mis pañales
o me dé de comer en la boca:
He venido por ti, sensual viejecilla
en agradecimiento a tus caderas
que de joven recitaron salmos en solitario
y por las calles me gritaron
deja de molestar y ve a hacer tu tarea, niño:
amor, amor, no hormonas.
No los imagino pagando mis cuentas
en el asilo
ni leyéndome a Donne
o recordándome a Debussy
para ver si en mí regresa
la treintona enamorada como si la eternidad
fueran veintidós años.
Tampoco creo
que logren saber que en mi entierro
quiero Tunnels no. 1 de Arcade Fire
o Ropa Interior de Eugenia León
Perfume de Gardenias
o cierta pieza de Brahms para inmortalizar el beso más feliz de mi existencia.
Cierro el chat.
Me voy a escribir verdaderos versos.
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