a los recuerdos blancos
ataviados de Villaurrutia y Novo
Lizalde y Pellicer.
Vamos a olvidarnos en sus telas
acomodando detrás de los ojos
la ternura.
Vamos a pensar que los relojes nunca las balas
que los aviones sólo a las playas
y las bombas eran motivo de películas de tercera.
Vamos a cantarle una risa
a la danza de los proyectos
albergadas en el cuerpo de los doce años
el sol saliendo entre el jumper azul
y las canciones para hilvanar sueños estando en tierra.
Vamos a darle paso a la alegría de los treinta
porque llegaron los mirlos
y los serafines rompieron su descanso.
Basado en la fotografía de Xiomara Alvgar
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