El caracol dentro de la escalera
cuesta arriba cuánto cuesta
pensar antes que liberar los bolsillos
comprando a mansalva la gratitud de los otros
cuánto cuesta emancipar el rencor
esa manía de rezar el salmo al pretérito
y conservarlo en formol
darle gotas de cariño y alcohol
dos o tres veces semanales
cuánto, saber que liberar no es escribir pancartas
con sangre del osado, posdata, te espero a mis sesenta
con mi casa de dos pisos
cuánto, evitar invocar muertes instantáneas
sobre tálamos efímeros.
El caracol dentro del oído
muy adentro la voz de la filosofía:
todos nacimos con el kit activado en axiología
pero la tiza y la tele
los fonemas dulces de la novela divina
y los faraones de todos los tiempos
su ira y su abuso, la melancolía agazapada
en los corazones de las masas
divirtiéndose para no observarse
siempre han de ser
nuestros enemigos a ultranza.
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