Abril, otra vez ardes mis plantas.
2005, te recuerdo, el cabello rojo
pugnando por la voz que hoy te escribe.
En la batalla perdí dos o tres amigos
una ilusión equívoca
los quince kilos que gané al deprimirme
los axiomas jurídicos en la pizarra de mi otra vida
la imposición nuclear
y dos amantes.
Gané mi nuevo nombre
mi libertad de ser mujer en vez de personaje
un amor como para mojarme en llanto de alegría
varios poemas sin resolver
otros escritos a imagen y semejanza del equilibrio buscado
en el amor en el sexo
en el espejo en los libros
en los ojos de mi gente
en la primavera que eres, Abril.
Volvería a tocar la misma canción
con los dedos o la lengua.
Volvería a sufrir por la llegada de los treinta
y la gratitud por el arribo del nuevo sol en muslos y dedos.
Todo ha valido la pena.
Estoy en paz con el tiempo y la creación.
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