El día que una planta carnívora decidió ser vegetariana.
El día que el príncipe decidió regresar con las ranas.
El día que la pizza llegó una hora y media más tarde.
El día que el entregador chocó en la calle Luxemburgo.
El día que la princesa se eternizó entre el amargo olor a almendras.
El día que cerraron los accesos para salir de mi hogar.
El día que despreciaron el valor de las piedras lunares.
El día que hicieron rabiar a una mariposa monarca.
El día que vi su mano viuda, ceñida por el oro de sus días felices.
El día que los patos de enfrente graznaban poemas a mi padre muerto.
El día que escribió: "ella ríe" y se dedicó a pintar de blanco las páginas del mundo.
El día que me enamoré de ti sin saber muy bien qué hora era.
El día que no supe si era escribir poesía o reinventarme
El día que entregué al Todo lo que me queda de corazón.
El día que me desnudé una vez más, frente a este mundo que de odioamor arde.
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1 comentario:
Palabras potentes. Leerías invitan a esperar la explosión, el golpe, la salivación de alguien que no volverá atrás. Buena, decisión, hermoso poema. Besos.
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