Salto, salto,
los sánscritos los descubrieron.
Kurd, cordis,
núcleo amante, vida punzante,
sea siempre así tu rojo vibrante,
oh rubí de las gentes
las comunes,
las fuertes,
las extraordinarias,
las ausentes.
Brincos de la humanidad
acercándose a una melodía:
oh, que así fuera siempre la vida,
un constante salto de amor,
para entender que no hay muerte,
sino vida eterna,
mientras el corazón nos lata.
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1 comentario:
Bello homenaje a esta bomba ovalada en la cual depositamos todos nuestros sentimientos. Es casi una gratitud obligatoria. Besos.
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