Perdóname las nubes
los tacones que me hacen megalómana
esa luna que jamás
ha de separarse de mi nombre.
Como tijeras en mi útero pleno de aire
clávate
Y absuélveme
con el agua que te sobre de tus amaneceres.
La que me hizo llegar a ti
para que repitieras la medida de mi voz
hasta cansarme el llanto.
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