Altas olas envolventes
de un cálido furor en sus manos,
rojo, historia,
un cajón para los rosarios.
Alto es el ruido de la gente
en las catacumbas de una melodía
sin fin ni destino,
clavándose profundamente en sus osarios.
Bala perdida,
lluvia de esquirlas a grito batiente,
esto no es la guerra
es la ceguera de mis hermanos.
Necesito encontrar otra playa,
donde permanezcan de abril a octubre
las flores blancas en el cielo.
Necesito buscar nuevas sayas
para guarecer a los niños de leche
y a las palomas de azúcar y miel.
Necesito un amor verdadero,
una escafandra con dedicatoria al centro:
te quiero, te quiero,
hermano, jamás te dejaré de querer.
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