jueves, 27 de octubre de 2011

III GM V.2

Despierta
es hora de ordenar la biblioteca
las ropas cansadas,
los discos sin oír,
esa gota de leche
de una navidad que no dejó soñar.

Las estrellas de betún,
las galletas de oporto para dormir princesas,
un sapito para mimetizar la lengua.
Las llantas de la bicicleta
que no volvieron a rodar después de aquel abril.

Los barbitúricos escondidos en el suavizante,
las ásperas toallas con olor a día perfecto.

Despierta, mamá,
es hora de ordenar la biblioteca.
Tomas tú la A y yo te sigo hasta la R.
Luego, nos cansamos,
quebramos los mandalas,
rebautizamos a sabios, a viejos,
restregamos nuestro silencio en el fregadero
sin trastes por lavar

(cuidando que el agua
caiga
hasta ahogarnos el tedio).

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