Amo la memoria,
único lugar donde
habitas tú,
en un tiempo y un espacio perfectos.
Pieza de marfil que guardo
para admirar el recuerdo del sabor de la felicidad.
Si este silencio fuera de metal,
estoy segura que ya
habría perforado mi alma.
No me queda nada, sino recordar:
La perfección no tenía nombre
y danzaba con nuestros cuatro pies
y nuestras cuatro manos.
Bebió, feliz, el agua de nuestras fusionadas bocas...
Imaginó que el instante podría hacerse una realidad.
Pensó bien.
Aquí está, en esta casa llamada memoria.
(Pero nunca sabrás
que también existe
en mi corazón).
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