Respeto la ira de no dormir
por estar alerta
-a ver si el inicio del mundo-.
Respeto el cansancio de no mentir
por ser abierta
-a ver si el fin de las rencillas-.
Pero no puedo aceptar el hecho de no querer escribir
por estar estúpidamente enamorada
-a ver si el rosa del tutú
o la fantasia en HD de mi corto,
a ver si el avión o las flores
los imposibles entornos-
Como tampoco acepto
el hecho de vender mi dignidad literaria
a un par de horas de visita guiada
por el corazón de mi perra ciudad
una tarde de verano que también duerme
-por ver las espinas del tiempo congeladas,
por ver si las medias de la puta huelen a incienso,
por ver si la otra cara de Juno sabe actuar
la felicidad...
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