Sobre estos rieles
distingo el tótem de mi nombre de pila
y el vórtice de agua que me sostenía
se va nadando una canción de sueño dulce,
donde todo era compacto y traslúcido
en el origen
mucho antes de abrir la boca
y encender el caos.
Ábrete pecho, salgan las lanzas del cariño.
Hoy un nuevo durazno
crece en mí.
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