Levántate y gánale al sol,
niño,
que la fruta del verano
tu mordida aguarda.
Nada más negro hay
que ver tu cara en la taza de café de ayer
remojada.
Sonríes tú,
y la paz llega con la mañana.
La tristeza es el letargo de los dioses amargos, ánima, piel,
letra amada:
bien saben que con tu risa,
tigre, viento dulce, río de oro,
las flores la vida alaban.
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