Fuego es esta brizna invadiéndome la carne.
Me rendiré a la plata de tu aliento, dama,
el día que consigas borrar este canto
de mi corazón.
Y el corazón me lo devoró
un millar de ojos archivados
en mi frente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario