Me contaste que puedes oír las estrellas
abandonarte en el silencio
hasta entender tu pequeñez
frente al cosmos,
despertar y dolorosamente padecer
la compresión del universo
otra vez en tu corazón.
Que todo lo haces mientras oyes
cómo desapareces en el tiempo espacio.
Y me lo dices así,
con tus ojos de paloma volando.
Y yo no entiendo cómo es que te conocí
si soy la ciega más soberbia del mundo.
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