Entonces el labial malva, niña
el que estaba escondido, el del perfume bonito
escribió un nuevo abecedario
y construyó vocablos nuevos con etimologías
de estrella y flor.
¡Sí, niña, el labial malva,
el del perfume bonito que se escondía!
Trazó el perímetro de la república de los pájaros,
creados ellos con gotas de música naciente
de otro cielo.
Coloreó el volumen de la república de las mariposas,
creadas ellas con páginas en blanco
sobrantes de un otoño mudo.
¡Entonces el labial malva los himnos tristes, niña!
Los tachoneó hasta volverlos cenizas,
le habló a las cenizas al oído:
No vuelvan, la paz se finca en otro sitio.
Sí mi niña, el labial malva,
el que te vas a poner hoy
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