las ranitas del parque
omitiendo nuestro delirio
y las astromelias de tu cuerpo
mirándonos caer
de tiempo en tiempo, de gota en gota
por la palabra éxtasis
después del amor.
De tanto en tanto, de ojo en ojo
te exijo un universo total y mío
de tu sexo en mi sexo, de tu corazón en mi corazón
porque he de ser tuya
de mi amor en tu amor, de década en década
antes y después de acostumbrarme a la tierra
yo te amaba desnuda de todo nombre
de tiempo en sexo
de herida en silencio
de explosión en regalo.
De dedo en dedo, amor,
mi saliva amorosa te va ungiendo
de toro en alivio, de embestida en celo
de papel en seda
y de atardecer en ternura.
Ocho meses son la medida justa
igual que el siete y el décimo eterno
para decirte que te amo, Ramón,
absolutamente entero
y en todos los intervalos posibles.
Para Ramón Córdoba Alcaraz,
por hacerme tan feliz en mi número favorito:
el ocho.
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