domingo, 24 de agosto de 2014

Miraste al televisor
y quince años sin ti
de pronto te oyeron llegar.

Era la boca de dios
mostrándote el universo,
era la danza hindú
posándose en tus ojos.

Te despertaste más morena
y más cadenciosa
al ruido de la tierra.

Eras otra vez María Luna
y nadie pudo retenerte.

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