el crujir del mundo
bajo la aspereza de la lluvia
su tornasolado fuego
que brinca y forma países
listos para ser lamidos
de amor dulzura.
Te regalo las letras nuevas
del alfabeto de las flores
su sentido abierto
a la deidad vuelta flor,
su tiempo, sus ganas
su perfume formando palabras
en la poética dormida
bajo la lengua real
de griegos y orientales.
Te regalo los nimbos y los cirros
su sentido de purificación
sobre las mismísimas aguas negras
su color liberado de nombres
a la entrega de tu piel
marchando sobre nuevas tierras.
Ese otro sentido de lo bello
su lugar de origen albergado
en la profundidad de la herida
la muerte y su sagrario,
ese otro sentido de la risa
su matriz refulgiendo
sobre los pétalos de Buda
o Jesucristo
Kutumi o la Nada Blanca,
Te regalo mis dedos
por si hubiera otra poesía.
Toda te hablaría de mi amor por ti
porque es por él
que yo vengo a darte
el otro sentido de mí misma.
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