La frontera de mis ojos
la tiene tu boca
y tu dedo violáceo
cerrando filas al sol
las mañanas sabatinas.
Yo sé de un hombre
que te aturde en deseo
y es tu propio hombre
por eso es que mi rostro
te mira entero
por eso es que mi piel
en piel de ángel
al contacto de tu semen
se anima.
sábado, 23 de agosto de 2014
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