Ramón
y la vida es un imán de flores.
Soy la tiza con la que escribes la vida
el muro al que derribas
de tanto amor fecundo.
A veces lloro de incredulidad
y volteo a ver si es otra mi suerte.
Solía tener las manos en los bolsillos
a la hora de soñar despierta.
Ahora, si te veo venir
si sé que a mí estás por llegar
saco las manos, húmedas y lumínicas
para que des con mi cuerpo etéreo
y de paso mojes mi cintura.
Me envuelves en tu deseo animal
y soy al fin la bestia que babea al amor
mientras, divina, esculpo a dios
con tu leche tibia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario