sábado, 23 de agosto de 2014

Envuelves mis senos en tu nombre
Ramón
y la vida es un imán de flores. 
Soy la tiza con la que escribes la vida
el muro al que derribas 
de tanto amor fecundo. 

A veces lloro de incredulidad
y volteo a ver si es otra mi suerte. 

Solía tener las manos en los bolsillos 
a la hora de soñar despierta. 
Ahora, si te veo venir
si sé que a mí estás por llegar
saco las manos, húmedas y lumínicas
para que des con mi cuerpo etéreo
y de paso mojes mi cintura.

Me envuelves en tu deseo animal
y soy al fin la bestia que babea al amor
mientras, divina, esculpo a dios 
con tu leche tibia. 

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