viernes, 22 de agosto de 2014

Tu mano, una llave para abrirme
esconder de ti el aliento que te inunda
dentro de mi cuerpo
dentro de mi acuoso cuerpo.

Tu mano que a veces calla.
Tu mano cerca de mis pechos
haciendo una danza ayudada por la lengua.

Tu mano que me da el mundo
porque ya casi a todo el mundo ha tomado.

Y es que me tomas y veo niños
perros, hojas escritas, tortillas
tragos y yerbas de luz.
Las cien mujeres que me habitan
y para ti se enamoran.

Tu mano que olvida muchas cosas
excepto enamorarme.

Tu mano bajando capulines
tu mano que me suelta y luego llora a escondidas
porque sabe que le falta mi mano.

Tu mano que escribe tarde o temprano
o dispara el obturador
y congela la armonía
de la que no soy partícipe hasta que lo soy
tan pronto veo la foto
captada por tu mano.

Tu mano que intuye que mi mano te llora
a eso de las doce o una de la mañana
cuando el sol pasa
cuando la luna hace guardia
y yo no tengo fuerza ni dinero
para viajar donde tu mano
que de noche abraza tan bien
y pide caricias como criatura.

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