Gitana, ven a tocar mi calma
con tus dedos mojados de plata
y placer de amplia falda
donde la inocencia se guarda
dejando bailar el deseo de la noche.
Tu cabello ondule sobre mi pubis,
tu sentencia divina
me bese los lejanos labios.
Purpúrea, carmesí latente,
ven a mi rostro silente
para hablar del concierto de dios
cuando dos seres se entrelazan.
Gitana, ven a tocar mi agua.
Llévatela bajo tus senos
y en tus glúteos su voluptuosidad derrama.
Noche plateada, zorra danza,
leerás mi mano como a mi vientre
hasta que puñado de estrellas
tierna mía,
el amor de tu niña a mi corazón
le hagas.
martes, 12 de agosto de 2014
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