martes, 19 de agosto de 2014

Ser mecida por tu canción,
oh señora de agua dulce.
Hoy te escuché correr
por mis ojos
me leíste como la palma de la lluvia.
Fuimos exactas y serenas.
Nada en el mundo nos lo impide.
Ser mecida por tu canción,
te dije.
Porque tengo a un niño que llora
porque a veces también me pongo triste.
Fui mecida y entonces el sueño.
Llegaron las fotografías de abril primero:
vale la pena alzarse al viento
y luchar por la hegemonía
de sus cuatro puntos cardinales.

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