Siete horas treinta
y ya la vida se me anunciaba
como lo que pedí de niña
algo así como tus brazos
algo parecido a tu boca
algo como tus palabras
algo cercano a tu cuerpo
algo sereno como tus flores
algo así como esta vida que me pulsas.
Siete horas treinta
y por primera vez comprendí
entre nube y tierra
que no podías llegar a la idea
porque en realidad eres perfecto.
lunes, 30 de diciembre de 2013
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