et in Arcadia ego
Atrapaste mi hombro en el viento
hombre
lo tomaste como igual tiraste
de mi ropa
fiero
de mis caderas te adueñaste
tormenta
y yo te enseñé los pasos
que van con el ritmo de mis olas
luciérnaga.
Abandónate a mí
dijiste
y mis piernas se levantaron
como un dique esperando
a su héroe marino.
Abandónate a mí
dijiste
y mi albedrío jadeante
se convirtió en tu pila bautismal.
Renacimos unas horas antes
del renacimiento de los hijos de Bizancio.
Nunca más el archipiélago
te dije
y me nombraste tu patria.
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