escribo con saliva y miel
las palabras derivadas
de tu manso y regio nombre.
En este despertar de oro
me contemplo como una avellana entre tu axila
y sé que ese esa es mi casa ideal
para amanecer un año más grande.
Es este despertar desde hace varios días
es este y no otro
el que mi cuerpo quiere.
En este despertar mi espíritu se estira
y te cuida y te perfuma a ti
desde el vientre hasta la uña que en mí
has penetrado.
En este despertar del mundo mi muslo
se vuelve tu muslo
y mi entrepierna aspira a ser tu guarida.
En este despertar del mundo el silencio
para escuchar tranquilamente
la respiración de tu alma.
Para el Rey Astronauta, por el regalo de esta nueva vida.
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