martes, 12 de agosto de 2014

Sereno

Ven a mí, acomoda todas las ropas del viento
bajo la escalera del tiempo y su cruz,
Ven como agua de río y de noche
siéntate sobre mi música.

Un andante o una columna de arena,
eso soy mientras te busco
y tu corazón me nombra.
Una ola sin final
que nos mueve a nuestros vientres
a decirle sí al magma
a su canción de hervor y costilla molida.

Ven a mí, acomoda las cenizas del mundo
bajo mi lengua con tu lengua
para que me sepan a rosas
que vienen a perfumar las lágrimas de los otros.

Ven a mi encuentro, paja, hilo,
corazón de ángel embestido por la luna.
Toma mi enredadera, trépame
unge mi cuña con tu savia.

Y después dime que no volverás la cara
a las tinieblas
y después rescata mi voz
para que de tristeza no sufra,
pues si tú lloras, yo me deshago en mi columna
y si eres feliz, mi puerta al paraíso del viento
abro.

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