La Ciudad

Bienvenido a mi puerto
niño inmaduro, viajante de mi desierto
salvador de mundos
y héroe de todos mis cuentos:

La Ciudad de esta Amante Leal
te abre sus muros:
eme que soy por mujer y por nacimiento,
soy elíxir de sagrario lunar
en tiempos de revoluciones en libros discretos,
y uno que otro grito histérico
proveniente de mi obsesión
por caminar los ideales
que otros dejan apenas se les muere
el joven que llevan adentro.

Heme que no tengo prisa
porque me sé eterna entre mis silencios
y mis días necios.
Heme aquí que soy algo más
que una mujer de repisa
porque te amo y te quiero.

Y en pocas palabras,
te abro las puertas a mi mundo entero:

Hombre,
heme aquí sin secretos.