No hay disculpa
sin soledad
que realmente le valga la pena;
Deja ya de recorrer
monumentales caminos
de movedizas arenas
la vida nos pulsa el equilibrio:
Siempre hemos de visitarnos
los miedos, los espejos,
los besos no transitados, los oídos
para remarcarnos en la piel
que tanta falta hacen nuestras mentes
y tanta nostalgia nos tenemos
de nuestros mutuos cuerpos
que no es tarde ya para empezar la nada
porque nos duplicamos los muros
exhibidos y desnudos
un grito del inicio de la amorosa guerra
astillero de caricias y sexo
sin final.
Te urjo a no ver los errores mutuos
los silencios en desacuerdo
y luego,
salir la cara al sol
y las manos a la luna;
De lo demás ni siquiera yo me encargo
se llama destino enamorado
así se bifurquen los caminos
o la historia llegue a un buen alfaomega
de tanto amar.
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