Conocerte fue
como entender por qué
había sentido este hueco en la panza
tantos días
después de nacida, adolescida
y medio crecida:
Tú llenaste todos mis huecos
destilaste el aire que me mataba
y al dar la media vuelta supe
felizmente acongojada
que entre más caminabas lejos de mi mano
doblemente era el hueco
que me aquejaba.
A lo mejor por eso te siento
tan desesperadamente anclado
a mis caderas
aunque jamás hayas danzado en ellas...
He aquí el hallazgo
de la fortuna de encontrar a tu medio exacto
luchar por ello
hasta que el soplo de dragón
te extinga la última cita de amor.
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