He visto el crepúsculo
antes de la formación de los mares
y del crepitar de las olas.
He oído el sonido minúsculo
que resurge como flores en los valles
y retumba como de un volcán la incandescente roca.
He comido los grupúsculos
de nubes que lo mismo lloran dulce y sales
y de la mano de Aeolus que me peina a solas.
He vivido lo mayúsculo
vagando incierta estos lares
para dar donde tu estival boca.
A veces te imagino
y a tu cara-corazón mis versos escribo;
Pero hay días-estaciones
en las que Cronos me sofoca,
me siembra en esta Luz
que tus labios alcanzar no toca.
Y aún así, alma mía a la distancia,
corazón de sierra errante,
te amo tanto como a la misma vida
desde el primer instante;
En que una estrella me dijo
que tú serías para mí
de este sueño que vivo lo más importante.
Por eso ha de ser
que te quiero igual que el siempre;
Por eso ha de ser
que mi pecho te guarda valiente:
Lo que es digno de amar se pelea
y yo peleo por tí esta guerra silente
amando el TODO de tu ser penetrante
el todo, sí
incluso lo más desconcertante.
jueves, 1 de enero de 2009
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