Es sábado y se supone
que yo debería vestirme de lentejuelas
para ir en pos de un hombre de las tabernas
pero no tiene caso si el caballero amor que busco
para enamorarme no estará ahí
porque ahí no me espera.
Pues las calles enjutas de Saltillo
son inapropiadas para su inteligencia
por eso yo no pierdo el tiempo y mejor viajo
a otros mundos
fuera de esta rígida rutina
de bohemia incierta.
Pertenezco a la bohemia que se margina
que recoge piedritas y las clasifica de colores
soy de las que se sientan a alimentar
a palomas y soles
de las que aplauden y saltan
en medio de los coches.
Platico con quienes se abren a mí
y que saben que no vengo a cambiarles la vida
si fuman o no es su problema
la libertad de ser es mi rutina.
Me aparto de quienes me juzgan
por no ser como ellos:
si ellos son felices qué bueno
pero eso no implica
que yo también deba hacerlo.
Soy feliz aunque me cuesta
a veces una pared entera quisiera
para pintarla y escribirle amores a mi antojo
para editar un libro al aire
que todos los ojos vieran
porque una ciudad sin poesía
es una ciudad hueca.
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