Como de la nada yo le he pedido
a esa estrella nueva en mi ventana
que tu alma-corazón de niño erguido
escuche la petición
que llevo desde las entrañas:
Dame un día de tu vida-mundo
invítame a viajar alrededor de tu cuerpo
dime si es posible celebrar este encuentro
de dos seres que al Amor le rinden culto.
Déjame beber en tí, durante todos los segundos
que dentro de sí llevan las veinticuatro horas
toma mi mano, alcánzame la gloria
de ser feliz y agradecer mi llegada a este mundo.
Pues el tiempo es tan relativo
que yo te juro, amado mío
que haré de ese día mi mundo eterno
y alabaré tu nombre tres veces tres
al compás de los cirros al viento.
Amor mío, escríbeme una historia
donde yo no sepa de dónde vengo
pero que cuente el final en la gloria
de saber tu cuerpo
de saber tu pensamiento
y de sentir tu corazón y tus besos
en un día que para mí será eterno.
jueves, 15 de enero de 2009
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