Y entonces
miré los ladrillos y las aceras
también miré la niebla compitiendo con la azotea
y cómo los vidrios se volvieron pizarrones
donde escribí tu nombre cien veces
y con un beso a su favor.
Y me dí cuenta que amarte
es el goce que ni la Biblia menciona
ni las leyes ni la televisión
porque esto es un regalo especial de la señora Vida
porque ambos somos elegidos
del mismo tierno Dios.
viernes, 16 de enero de 2009
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