sábado, 17 de enero de 2009

Inmortalidad

Estira ese aire en tus pulmones
tanto como yo pueda mantener
esta canción a pecho abierto;

Pues sabes bien que es momento
de intercambiar la fuerza del querer
que probablemente estará a la alza
en nuestra propia bolsa de valores.

Amarra bien tus brazos a mi cintura
envuélveme con tu pensamiento
la palabra en mí llamada ternura;

Y lánzame a tu espacio con la dulzura
de quien ama expulsado de un bárbaro regimiento
donde el cariño brilla por no estar en ellos
de donde jamás vendrías tú
por ser un ángel de beso-viento.

Y agarra bien, dulce niño de mis ojos negros
este amor que para tí yo tengo:
será tu amuleto si así quieres
o quizá tu estampita de santoral en viernes de guardar.

O tal vez -y mejor para mis oídos-
seré la llama-flor-música de tus encantos
los mismos que me tienen enamorada
como lo han vivido otros pocos en un siglo
porque amor y tu nombre son mis desvaríos.

Endulza este día con tu aroma
yo te sentiré en mi silencio
y te contestaré con un beso
la inmortalidad que siembras en mí
desde ahora.

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