Y me tumbaré sobre el asfalto
oleré las huellas de las hormigas
fundiré mis manos con las suyas.
Lo haré porque a falta de descendencia propia
las arrugas que en sus manos no pintan
el tiempo ni la tristeza
recaen sobre mi boca
una que está en el rincón
de los sabios ausentes.
miércoles, 7 de enero de 2009
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