Me tiro una piedra
por cada vez que amor
sus letras a ti escribo
y no me importa la pena
pues imaginar mi vida sin tu nombre
es igual a vivir sin respiro.
Eres el silencio que agobia
una suerte de moneda
que se quedó en el aire a la mitad.
A mi corazón ya le hice mil llaves maestras
y en este ring
terco a proclamarse amante tuyo está.
Qué le voy a hacer,
pedacito de oro,
no es tu título lo que adoro
es más bien la esencia
que a estas alturas
te preguntas cómo la encontré
tirada lejos por allá.
Tengo rayos equis
el doble de ye y la mitad de zeta;
a mi corazón no le pude jugar la treta
él te ama como no te lo dijo
cuando pudo y te fue a ver para ello
es un tonto que piensa en lo eterno
aunque puede que el noveno mes
no regrese jamás.
No sé qué hiciste para
mi corazón merecerlo
sólo quédate quieto
y déjalo bailar.
domingo, 4 de enero de 2009
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