Me llueves amargo
dulce amor mío
de mis horas que respiro
el único
el que de mi mano nunca se asió
porque no lo supe ver.
Me dueles muy adentro
hombre sideral en la cumbre
tu existencia se hizo una raíz en mi alma
mucho antes de que le permitiera
en mi casa entrar.
Me provoca ansiedad
no encontrar el punto cero en todo esto
empezar de nuevo
hacer como que nunca te he escrito tanto
y tan en serio
mostrarme con el mismo corazón
con el que pintada me ves aquí
con esta ciega y difusa realidad.
Me entrincas las quijadas para no nublarme la vista
amor mío unilateral
y me dueles tanto como tus palabras no evocadas
me llueves amargo
siendo maná venido desde el Josafad.
Quién diría que se puede amar tanto
a alguien que a diario no mira
y que volteó su espalda
para no regresar más.
Yo lo digo a pulmón abierto:
me dueles de tantos te quieros
y aún así
te quiero otro poco más.
domingo, 4 de enero de 2009
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