Tengo treinta
hilaré un sueño para mi bebé
escondido entre las montañas azules
compraré varios dátiles
para mi amante amado
que me llama en sueños
brincaré una cuerda hecha con mis cabellos
la inocencia de esperar
y mejor escribiré la uña
el ojo, el labial
los leggins
esta libertad, la sinfonía
de vivir para contarlo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Por esta ausencia forzada pongo la írrita gracia de decir salud tradíamente. Y de mentes (sin adverbio, con materia gris) contemplo esa angustia fémina de la tercer década; y me quedo contemplando el ciclo que reitera esa maternidad amenazada, y brindo porque se irá en breve.Y brindo porque ha dejado un bello poema para contemplar.
Publicar un comentario