Tengo tu aroma
-lavanda de hombre de cuarenta
con alma de niño-
para dárselo a mi tristeza.
Algodones para las heridas
de mis veintes
un pase exclusivo
para que vivas conmigo
estos recién llegados treintas,
Un mal genio
que se destruye con tu risa
curvas para una noche tibia,
Vaquero
Cowboy de la Luna.
Si tan solo aceptaras
lo que hay de mí
a estas alturas.
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