Treinta son demasiado amor
demasiado rencor
demasiada esperanza en el otro.
Treinta son demasiados recuerdos elaborados
varios columpios
hablando de la tristeza que presentía.
Treinta son demasiadas caricias
demasiadas mentiras
demasiado cansancio
demasiadas vidas en una misma jarra de agua
demasiada agua brotando
desde donde no pudo brotar la vida
demasiadas pláticas
demasiadas casas, personas
demasiadas páginas subidas a mi caravana.
Yo no perdono al tiempo
pero él insiste en que deje de odiarlo.
Me ha dado una piel ajena a los años
yo sólo quería hombre, casa, dos hijos
tres o cuatro bailes, canciones para la tarde
leche tibia para dormir a mis vástagos
azucenas para cuando él regresara muy cansado.
Yo no perdono al destino
pero él insiste en que deje de manipularlo.
Me ha dado estrellas para mi camino.
Yo nada más quería tres libros
una casa grande en la playa
sus ojos ígneos
tres toneladas de papel, una mesa
y las plumas que mi Tigre le robara
al atardecer.
Yo no perdono al amor
pero él insiste en que me vuelva universal.
Me ha dado un corazón a prueba de abandono.
Yo sólamente quería
tres canciones de cuna
una madre inocente
un padre vivo
una hermana libre
un hermano músico
un hombre enamorado de mi cabello
y una manzana feliz
para compartir al indigente.
Treinta son demasiado amor.
Comenzaré de atrás para adelante
hasta quedar de nuevo vacía.
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