Cristales, no segundos.
Hoy tengo una eternidad
de otras tres décadas.
No regresará tu cuerpo.
Tengo al viento para dormir al silencio.
Tengo lluvia para mojar
la carta a tus rayas ígneas.
Muerto de mí,
al intentar matarte
conseguí extinguirme en la vida prometida
a tu soledad
extinta ahora también.
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