tras la implosión de su cuerpo
el sonido irregistrable
en su caja de recuerdos:
El futbol bajo su entrenamiento
la lámpara y los libros
aquel enlace entre dos mundos
(Norte y América jamás serán lo mismo)
el vino cancelado
las aspiradoras en venta
un giro de cariño y otro apéndice
para ser tres al final
los que condujeron el duelo.
No contará el mío:
habló el médico y nació la mitad
del hombre que sembró mi huerta;
perdió su memoria
y renació una parte en mí
cuando su fruto aliviaba la herida.
La melancolía de dos mares
estará pensando qué le restará
tras la fisura de la partida.
Le queda la luz de muchas eternidades
un pase doble para el cine dorado
transmitido al cerrar las cortinas
El orgullo de la responsabilidad temprana
la paz de haber hecho las cosas por amor
justo a su medida.
Para C.
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