miércoles, 16 de enero de 2013

Despedida para un nido

Debajo del cero, el rostro de mi ciudad. 
Alumbra el frío la mudez de su nombre
la tierra ya guarda el ritmo del adiós
eternamente producido al cantar el cierzo. 

Padre, detrás de mis ojos jamás dejarás de serlo.
Padre, en las puntas verdes de este árbol 
seguirás siendo el amante joven de mi madre. 

Madre, debajo de mi mano jamás dejarás de cantarlo.
Madre, en las puntas del cielo 
seguirás siendo su canción de enero.  


Para La Monsi
por guardar el origen.

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