Shh, hay una música en la puerta.
Eras tú, con tus labios serenos,
eras tú, con tu canción de azucenas.
Te regalo estas lágrimas
son de alegría.
Tú me diste en un solo día
lo que no conseguí en años:
una cajita de música nada más para mí.
Bailaré por ti hasta el final de los tiempos.
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