Y volveré
a sonreirte como en los viejos
tiempos
nada en mí ha cambiado
todo se ha vuelto eternamente discreto.
Y soñaré
con que tus manos-nubes
acarician el color natural de mi cabello
nada en nuestros códigos han cambiado
todo sigue siendo bello.
Y escribiré
con tu savia agridulce
el malva del lienzo que sólo vemos
los desterrados hijos de Eva
cuando enamorados nos sabemos.
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