viernes, 24 de octubre de 2008

El Fin del Mundo (Apología de los Falsos Profetas Racistas)

En el umbral
donde presente pasado y futuro
se difuminan
un profeta medieval advierte
que el fin del mundo
se aproxima
como lo advirtieron
los sabios de la península
anclada en el cuerno de la abundancia
como lo vio Napoleón escrito
en las paredes de las pirámides pintadas.

Un hombre negro
acabaría con la descendencia humana
el medioevo se extiende
sobre los juicios del hombre
el racismo se impone
y las profecías amedrentan
a los mediocres de intelingencia humana.

Un rebelde nazareno presidió
por largo tiempo
en contra de su voluntad
y sin poder detenerlo
la hegemonía de un monstruo
que ciñó a pobres y ricos
en su nombre y para de aquéllos perjuicio:

Cuando su Rey se vistiera
con la piel de un gobernante negra
el mundo se destrozaría
y no habría mano que lo detuviera.

El profeta del medioevo
equivocado haber estado podría
no hay Rey más endeble en estos días
como el plenipotenciario rancio
de la vieja energía
que se guarda en el seno del norte
del continente más niño en la historia
de Gaïa y su travesía.

Si es un negro el que llegare
a derrumbar los muros
de esta terrible fantasía
entonces que el Apocalipsis comience
y el fin del mundo
se decida a aparecer en franca embestida.

Que se derrumben los horrores
los miedos, la violencia
que se apaguen los motores
que impulsan a la maldad
y a su omnipotencia
que se destruyan ciudades enteras
que los nombres de todos
sean borrados de la antigua Pangea.

Que el caos se derrumbe
que truene el mundo
con su contaminada atmósfera
que truenen sus perversiones
sus egoísmos y sus aversiones
que truenen las adicciones
al poder envilecedor
a las mentiras
a las sustancias nocivas
a la televisión, el autismo
y las autocompasiones.

Si de verdad existe la Justicia Divina
en el nombre de los justos
de los inocentes y de las reales víctimas
de todo este fango
en el que muchos nadan
para seguir con sus absurdas vidas,

Ruego al Dios que nos ha creado
que misericordia tenga
y que de un soplo amoroso extermine
el dolor que en los hombres almados
frente a las injusticias dentro de ellos
resuena.

Y que el Sexto Sol ilumine
a una raza
que esta vez se comprometa
a amarse de veras.

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